Y entonces... quién se iba a resistir a tan suculento dulce, por muchos sacrificios en lo que a alimentación se refiere, que se nos pongan delante??
Pues bien, para una entrenadora de fútbol sala por su cumpleaños, encargada por una super-intolerante a la lactosa y que encima se iban a Asturias a pasar el fin de semana....aquí tenemos la primera tarta de merengue cubierta de fondant de la historia!!, de mi humilde carrera, por supuesto.
El bizcocho lleva harina, huevos, asúcar!, levadura y aceite. El fondant no lleva lactosa así que punto para Ana! y de relleno...buff, menudo dilema. Me resultó difícil llegar a ésta conclusión porque, la verdad, nunca he probado la mantequilla de soja y no sé cómo iba a ser el sabor y sobretodo dónde la iba a encontrar sin que fuera demasiado cara y si funcionaría. Al final me decanté por un merengue italiano, que, aunque necesita nevera, tampoco iba a pasar tanto tiempo fuera de ella y además el frío invernal también ayuda, jejje.
Hice de prueba unos días antes un merengue de fresa que estaba delicioso!, en caliente, por supuesto, porque una vez frío se notaba demasiado dulce y como si se masticase el asúcar!
Pasados unos días me lié la manta a la cabeza y me puse con la tarta, ésta vez no tendría porqué salir mal.
Resultó un suave merengue italiano de limón envuelto en un bizcocho de vainilla mojado en almíbar!
Por tanto, podemos decir que salió una tarta estupenda para alérgicos a la lactosa e intolerantes.
María quería sorprender a su compañera de piso,Verónica, con una tarta de éstas por su cumpleaños pero existía la opción de no poder degustarla ella porque fuera con lactosa. Yo le dije que lo intentaría pero que no prometía nada porque no sabía si el merengue aguantaría. De todo ésto María no sabía nada, sólo que haría todo lo que estuviera en mi mano para que la pudiera comer ella también.
Al final, y después de haber hecho la muñeca y el escudo días antes para que estuvieran secos salió tan ansiada tarta, al menos para mí, os imagináis que no hubiera salido el merengue? pues nada, ahí está la confianza de mis "conejillos de Indias", que se la hubiera hecho con mantequilla, jiiji.
La cubrí de fondant rojo para que combinase a la perfección con el resto, a ella la pusimos con su chandal del equipo, el escudo bien grande para que se viera bien y la zona de juego que en éste caso se me antojó azul.
Ellas se fueron de finde a ver el mar y a comer la tarta cerquita de la tierra de María.